Los cirujanos hacen magia
Brotan lágrimas en mis ojos, y no son de tristeza, son lagrimas llenas de esperanza, tras ver un episodio de una serie televisiva sobre hospitales, una entra tantas, pero una que ha llegado a nuestras vidas en un momento muy oportuno. Siendo uno de los protagonistas, un cirujano cardiaco y saliendo episodio, tras episodio algo sobre una operación de corazón. Justo hoy le pregunté a mi marido si éramos un poco masoquistas por ello.
Le dije: – me pides que no piense en la operación, pero precisamente esto no ayuda-. Cuando terminó el episodio todo cobró sentido, ha sido uno de los más emotivos. La historia de un héroe, que, tras no conseguir ser policía o bombero por no dar la altura, ponerse un disfraz de Superman era lo más parecido a ser el héroe que deseaba ser. Describía como al ponerse la capa roja, se sentía capaz de lograr cualquier cosa. Y él que no creía dar la talla, resulta que tras un grave accidente padece muerte cerebral, coincidiendo en el hospital con un adolescente que necesita un corazón nuevo. De repente aquel hombre que soñaba con ser un héroe se convierte en uno, al ser donante de órganos y adecuadamente pequeño, regala su corazón a ese joven. Al finalizar el trasplante, el cirujano cae agotado al suele tras lavarse las manos cuidadosamente, esbozando una sonrisa de satisfacción y a continuación recibe la llamada de su madre, como si tal cosa. Justo en esa imagen mis ojos empezaron a brillar, viendo que sin duda voy a estar en las mejores manos, yo afortunadamente no necesito un trasplante, pero voy a estar en manos de personas que son capaces de hacer magia, de alargar la vida de una persona con otra que llega a su fin. No hay nada más paradójico y mágico que el juego
de la vida y la muerte, de la desesperación y la esperanza.
Cristina Calle Guisado
Relato incluido en el libro Retales de Cristina
Miembro de la asociación ACCESO