Latir al ritmo de la vida
Me llamo Cristina y nací con una comunicación interventricular. Me operaron por primera vez con 4 años y aunque pasé por varios cateterismos e ingresos, puedo decir que tuve una infancia muy feliz. Mis padres me regalaron 4 hermanos que me hacían vivir en la inconsciencia de la más pura normalidad, envuelta con ellos entre risas y juegos.
Sí es verdad que en el cole sentía que me quedaba atrás, por mis frecuentes ingresos y ausencias por enfermedad. Y ya con 6 años de edad, empatizaba con la idea de ser profesora y ayudar a niños que como yo, tenían más dificultad y a los más vulnerables. Esto se selló como un tatuaje en mi corazón y más tarde dio sus frutos. Y decidí dedicarme a la enseñanza e intentar ayudar a cada niño que «cayera» en mis manos independientemente de sus capacidades o dificultades. Con 21 años y estudiando para conseguir este sueño, comenzaron las arritmias y empecé a ser un poco más consciente de que mi corazón era diferente. Pasé por varias cardioversiones y ablaciones que fueron controlando mis arritmias.
Volvieron a intervenirme con 38 años para reparar nuevamente y cerrar por completo la CIV. A lo largo de mi vida, mi cardiopatía me ha ayudado a darme cuenta que estamos aquí de paso y que la vida son momentos. Pero ya que es así, porque no hacerlo con la mayor alegría posible y pensando en lo que puedo hacer, que es mucho y no en lo que no puedo hacer.
No puedo estar más agradecida a Dios de haberme regalado una cardiopatía con todas las consecuencias. Con su sufrimiento y sus fortalezas. Siento tanto agradecimiento que solo quiero compartirlo y devolverlo ayudando a otras personas. Gracias a ACCESO por dejarme formar parte de esta bonita familia.
Cristina Velasco
Miembro de la asociación ACCESO